Poner fin a la violencia contra la mujer

Santo Domingo, República Dominicana, 23 y 24 de noviembre de 2001

Resolución

La violencia contra la mujer es un fenómeno universal que traspasa los límites impuestos por los ingresos, la clase social y la cultura; y es una clara manifestación de la desigual relación de poder entre hombres y mujeres. Es también una barrera fundamental ante la igualdad de la mujer y una clara violación a los derechos y libertades fundamentales de la mujer. Algunos grupos de mujeres, tales como las indígenas, las refugiadas, las migrantes y las que viven en áreas de conflicto o en zonas donde hay guerra son especialmente vulnerables a la violencia.

La mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se lleva a cabo en no menos de 25 países africanos, en algunos países asiáticos y en el Oriente Medio, constituye una violación de los derechos de la mujer a su integridad personal, a su salud física y mental, y a la de sus derechos sexuales y reproductivos. Por consiguiente, la ISM acoge con beneplácito el informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo, el que llama a proscribir la práctica de la mutilación genital femenina considerándola un trato inhumano y degradante.

Son inmensos los costos personales y sociales de la violencia contra la mujer. Además, hay grandes costos sociales y financieros para la sociedad en general, en concepto de hospitalización, de asistencia sociopsicológica individual, y de pérdida de ingresos.

Por lo tanto, la Internacional Socialista de Mujeres hace un llamamiento a los gobiernos para que:

  • ratifiquen – los que todavía no lo hayan hecho – la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW);
  • desarrollen y pongan en vigor protocolos para la temprana identificación y envío de la víctima de maltrato al servicio specializado;
  • garanticen que los funcionarios de la policía ­ a su vez, responsables por la investigación de la violencia contra las mujeres- reciban una preparación que los sensibilice respecto de las necesidades de las mujeres;
  • revisen los procedimientos de asilo con el objeto de que denoten sensibilidad en la atención de las refugiadas que han sido víctimas de violencia, incluso de violación, durante los conflictos armados;
  • amplíen y mejoren los servicios legales y de atención médica para las víctimas de la violencia tanto en sectores rurales como urbanos;
  • proporcionen apoyo técnico y financiero a las ONGs que trabajan con mujeres víctimas de maltrato físico y abusos sexuales;
  • pongan en vigor programas de tratamiento y reeducación para perpetradores de violencia.