La crisis global y el impacto sobre los pobres: la perspectiva de la mujer para una solución justa

París, Francia, 12 y 13 de noviembre de 2010

Resolución

La situación global se ha ido transformando en los últimos años debido a desarrollos económicos y políticos. La crisis actual, que comenzó como una crisis financiera y rápidamente se convirtió en una crisis económica y social, no sólo está ejerciendo presión sobre la regulación de los mercados financieros, sino también sobre la definición de un nuevo modelo de desarrollo socioeconómico basado en empleo y crecimiento. Cuando el corte de presupuestos está en la agenda como una forma de salir de la crisis, los gobiernos de derechas presentan programas de austeridad como única solución, incluso cuando conducen a una mayor exclusión social y a crecientes desigualdades, como la pobreza y el desempleo que a la larga son más costosas.

En los países con un fuerte modelo capitalista, la crisis golpeó primero al sector financiero, y a la mayoría de los sectores en los que predomina el empleo masculino, por lo que fueron los hombres los que en un principio se vieron más afectados. Pero la segunda ola de la crisis ha afectado a los servicios de outsourcing basados en la contratación temporal y/o de corto plazo, y que siempre son los más expuestos e inestables en tiempos de crisis. La segunda ola de desempleo y las consecuencias a largo plazo de la crisis afectan mayormente a las mujeres, ya que son éstas las que ocupan el 80% de los puestos de trabajo amenazados, y en los servicios públicos sigue predominando el empleo femenino. En consecuencia, muchas mujeres se quedan con poca o ninguna seguridad social y económica.

 La crisis amenaza no sólo las mujeres desempleadas, sino también sobre todo quienes han podido conservar sus puestos y siguen trabajando en malas condiciones (empleo precario). La mayoría de estos trabajadores también son mujeres. La crisis afecta de una forma desproporcionada a las mujeres que hacen un trabajo oficial o informal. Para quienes consigan conservar sus puestos de trabajo, las condiciones laborales van a empeorar.

La pobreza sigue teniendo rostro femenino en todo el mundo, incluso en países desarrollados, en donde las diferencias de retribución y de pensión perpetua la pobreza entre las mujeres.

Los cortes de presupuesto público social tiene como consecuencia la disminución de los servicios sociales, también de los servicios básicos, lo cuál aumenta el trabajo impagado de cuidado y atención que hace la mujer en los países en vías de desarrollo y en los países desarrollados.

La crisis agrava todavía más la situación de la mujer, en particular la situación de las mujeres sobre las que se cierne la amenaza de discriminaciones múltiples (sobre todo de las mujeres migrantes, de madres solteras, de mujeres con poca preparación, de analfabetas, de mujeres indígenas, de mujeres que viven en zonas rurales y de lesbianas y mujeres transexuales). La privación de acceso justo y equitativo al empleo, apoyo y educación que sufren estas mujeres puede incluso empeorar todavía más a medida que crece la aspiración popular a los consabidos y tradicionales modelos y estereotipos, y al “orden”. Una reacción conservadora violenta contra los derechos de la mujer es un peligro inminente.

Las mujeres migrantes son las que más peligro corren de ser despedidas del trabajo y de ser expulsadas del país donde trabajan; las consecuencias son múltiples, incluyendo la reducción de remesas a sus países de origen. También es posible que esto tenga consecuencias adversas para sus familias y el PIB de su país de origen. Lo cual perjudica no sólo el desarrollo económico de esos países, sino también el tejido social de la sociedad y las responsabilidades familiares. El probable resultado de todo esto es que aumente la violencia contra la mujer y las niñas.

Nunca antes se había visto la vida de tanta gente en los países más pobres afectada tan directamente por circunstancias causadas en los países más ricos. Además de la crisis económica, los países más pobres del mundo son también los más afectados por otras crisis: la de los alimentos, explotación de los recursos naturales, problemas ambientales como la contaminación del agua, aire y del suelo, escasez de suministros energéticos, cambio climático…

La respuesta a la crisis global por el momento es principalmente de carácter financiero y no propone un cambio suficiente en el modelo de desarrollo y de gobernanza económica, ya que las respuestas sólo tratan los síntomas y no las causas de fondo de esta crisis;el análisis del fracaso del modelo actual de desarrollo no basta, ya que la adopción de un nuevo modelo justo y equitativo requiere un análisis adecuado del que condujo a la crisis;

no se ha hecho una evaluación del impacto de la crisis y de las medidas de austeridad sobre la mujer; por lo tanto no se aborda de una forma adecuada la cuestión de las consecuencias sociales de la crisis sobre la mujer tanto en los países pobres tanto como en los ricos;

la solidaridad con los países en vías de desarrollo disminuye, con lo cual empeora la situación de las mujeres y haciendo imposible la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio;

la defensa y avance de los derechos de la mujer no forman parte de las herramientas para el control de la crisis, sino que por el contrario se refuerzan los estereotipos.

En consecuencia, la Internacional Socialista de Mujeres insta a los gobiernos, en particular a los que están dirigidos por fuerzas socialistas y progresistas, y a todos los partidos miembros de la Internacional Socialista a:

proponer un modelo alternativo de desarrollo a fin de crear un sistema internacional más incluyente, más responsable y más democrático;

instigar por una buena gobernanza económica para el beneficio de todas/os y que trascienda más allá de meros mecanismos financieros;

introducir un impuesto sobres transacciones financieras para llevar a cabo una redistribución  de la riqueza, y aplicarlo a reducir la desigualdad entre ricos y pobres, entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo, como también a la reducción de las desigualdades sociales, incluyendo la desigualdad de género a nivel nacional;

basar los derechos humanos a todas las políticas; porque la crisis no debe ser un pretexto para ignorar los derechos humanos;

luchar contra la violación de los derechos humanos y los logros de signo progresista, en particular los derechos de la mujer, en aras del tradicionalismo;

integrar la perspectiva de género en todas la políticas como método horizontal, incluso en la formulación de presupuestos;

reconocer la igualdad de género como fuerza motriz para el desarrollo social y económico: las mujeres no son sujetos pasivos, sino también actores en la definición e implementación de políticas macroeconómicas y en la creación de riqueza;

adoptar la igualdad de género dentro del marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio;

no reducir la ayuda hacia los países en vías de desarrollo y a los países pobres, y reconocer que un corte hoy costará mucho más posteriormente;

impulsar el acceso de las mujeres a la tierra, agua, ingreso, energía y capital, y a recursos financieros en general;

asegurar el acceso de las mujeres al trabajo pagado y a salarios que les proporcionen la independencia económica, hoy y en el futuro;

confrontar la precaria situación de la población laboral pobre y

prestar atención especial a las mujeres más vulnerables sobre las que se cierne la amenaza de discriminaciones múltiples.

 

____________